El uso de gas trazador es un método de probada eficacia para la localización de fugas. Este método se puede aplicar en redes de distribución de gas y de agua, en tuberías domésticas, en instalaciones de calefacción y/o de piscinas, para conductos de cables de comunicaciones presurizados, en líneas de alta tensión llenas de gas o en vertederos de basuras sellados con membranas de doble capa. Este método también es adecuado para la prueba de estanqueidad de equipos industriales, como tuberías, bombas, bloques de motor, equipos climatizadores o, incluso, alas de aeronaves. El método de detectar fugas mediante gas trazador consiste en la introducción de una mezcla de gas compuesta por un 95% de nitrógeno, (que actúa como gas portador), y un 5% de hidrógeno, (que actúa como gas trazador), en las tuberías o en los equipos o elementos que se vayan a inspeccionar. El hidrógeno se escapa por la fuga y es detectado por el sensor especializado y altamente sensible. Este método no implica riesgos gracias al bajo contenido de hidrógeno (sólo el 5%). Tal y cómo se indica en la norma ISO 10156, el gas es incombustible debido a la aplicación de nitrógeno que actúa como gas portador. No es tóxico ni corrosivo y, por consiguiente, también está permitida su aplicación en redes de agua potable. El gas trazador es económico y fácil de adquirir en empresas suministradoras de gases técnicos o gases de soldadura. Además, es inocuo para el medio ambiente y penetra en todas las capas y tipos de cobertura, tales como asfalto o cemento, así como en otros materiales de sellado de superficies. El gas trazador busca siempre el camino más corto desde punto de fuga hasta la superficie.